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EL EGO


« ¿Ego qué eres? Yo soy algo Especial, Genuino y Original, pero sobretodo soy yo. »

A lo largo de todo mi camino por el crecimiento espiritual, la mayoría de los libros que he leído y muchas de las personas que han compartido conmigo distintas visiones e interpretaciones de la espiritualidad han coincidido siempre en la persecución y la necesidad de destruir, contener y eliminar el ego. Conforme avanzaba en el camino, se podía contemplar una vez más la preocupación de que el ego era un obstáculo primordial que debía ser eliminado, porque impedía acceder a la verdad interior o a la esencia. Sin embargo, en ninguna ocasión cuando preguntaba que me definieran con exactitud qué era el ego y por qué era tan malo, no recibía respuestas claras que saciaran mi inquietud.

¿Por qué el universo nos entregaría el ego si en realidad era algo tan inútil y peligroso?

¿Acaso las personas deberían arrancar las piezas de su coche porque no sepan realmente para qué sirven?

¿No será, quizás, que el ego dota de un poder que no encaja en determinados intereses?

La mayoría de las religiones, grupos o creencias, que de algún u otro modo necesitan de seguidores y adeptos para su perpetuación y financiación, se esfuerzan encarecidamente en contener el ego por encima de cualquier cosa. Aunque el ego no puede ser destruido, porque es una parte vital en los seres humanos, se le condena y asfixia hasta tal punto que las personas llegan a perder la identidad, convirtiéndolas en una marioneta fácil de manejar, creándoles un mundo de fantasía muy difícil de romper, impidiéndoles desarrollar sus potencialidades por ellos mismos, y vendiendo la ilusión de que dependen de una fuerza exterior para obtener la felicidad.

Pero, ¿qué es en realidad el ego?

El ego es el yo físico, lo que ves cuando te miras en el espejo, la identidad temporal que utiliza el espíritu para expresarse y cumplir el propósito de vivir las experiencias necesarias para tu evolución. Es tu personalidad, tu carácter, tu autoestima, tu sentido del humor, tu capacidad de tomar decisiones y aquello que hace que seas un ser maravilloso, único y, por lo tanto, genuino. Podría definirse como esa característica humana que te separa de los demás para fomentar tu identidad exclusiva, y que hace que cada uno de nosotros seamos diferentes y tengamos distintas virtudes, defectos y la capacidad innata de aprender nuevos talentos cuando conocemos a otras personas, plantas o animales.

Dominar el ego de los demás significa tenerlos a su merced, bajo control y carentes de toda posibilidad de discrepancia o rebeldía, y, por lo tanto, es algo muy preciado entre aquellos que necesitan dominar a los demás, sobretodo en masa.

El ego es esa parte de ti que permite el uso del libre albedrío, dándote la libertad de ser tú mismo y aceptar a los demás tal y como son. Comprendiendo esto habrás conquistado el más difícil de los logros.

El ego también es un término que lamentablemente se confunde muchísimo, y que provoca la confusión entre espiritualidad y religión.

¿Por qué algo que es beneficioso para los seres se intenta contener y dominar con tanta entrega?

El ego es el centro de las emociones, la capacidad que se te ha dado de reaccionar frente a las cosas externas que te suceden y poderlas digerir. Es la identidad humana, a través de la cual tu espíritu se manifiesta y actúa. Se trata de las cosas que te molestan, las cosas que te generan felicidad, las que no soportas, las que te hacen reír, las cosas que te hacen sentir la belleza, o lo que te permiten discernir ente lo justo o injusto, lo sincero o lo falso, etc.

Como ves, el ego es una parte muy valiosa de ti, todo el mundo lo tiene. Sin ego dejarías de ser tú para intentar sin éxito ser otra persona; nacería esa actitud de adoración por querer imitar o alcanzar a un ideal externo; actuarías de una manera superficial para buscar la aceptación de los demás, y necesitarías la aprobación constantemente, haciéndote amigo de la culpa, aliado del miedo, dependiente de los halagos y esclavo de las críticas.

El ego nos enseña muy contrariamente lo que muchas filosofías o creencias intentan transmitir, que primero tenemos que ocuparnos de nosotros mismos y cultivar en nuestro interior todo aquello que deseamos regalar a los demás:

- Para dar paz, hay que ser pacífico.

- Para dar sabiduría, hay que ser sabio.

- Para dar un consejo, hay que haberlo experimentado primero.

- Para hablar de algo, hay que saber de lo que se habla.

Uno no puede dar algo que no tiene.

Extracto del libro “El Karma Desvelado”.

Prof. Denis Astelar

http://astelar.wixsite.com/denisastelar

Tel. 678 615 602

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