Lo que nosotros, actualmente llamamos el "Desarrollo Humano", la "Cuarta Dimensión", el camino de la "Evolución Personal", la "Espiritualidad", el camino de "Servicio", el "Despertar", etc., tiene sus orígenes muy arraigados en la antigüedad. Fue la primera creencia conocida por el hombre, y, sin embargo, en esa época, no se consideró como una religión.
Cuando se examina la historia de la humanidad en este planeta, la aparición misma de la palabra "religión", separó los caminos entre una época basada en una comunicación sin adornos con las fuerzas superiores, es decir, del contacto con la espiritualidad, pasando a la sectaria espiritualidad llena de histeria y represión basada en el miedo donde la religión surgiría para llenar esos vacíos que la gente necesitaría llenar, a cambio eso sí, de las aplastantes necesidades económicas que se requerían (y requieren) para sustentar dichos credos.
Hace miles de años, el primer ser humano de todos, cuyo nombre se ha perdido en la antigüedad, asumía una relación pura con la Naturaleza, y también con otras fuerzas superiores. Aquellos seres, los cuales hacían estos descubrimientos “por casualidad”, y se centraban en su propio desarrollo humano, lo hacían directamente a través de la relación de aprendizaje que tenían con el jefe de su tribu local, adorando a su dios arquetípico o a través de la contemplación de la manifestación de los elementos naturales.
Ahora bien, hace otros miles de años, otro ser humano, cuyo nombre, ha sido borrado de la historia, decidió reunir y codificar el conjunto de la tradición oral, y así de acuerdo con esta misión, todo el conocimiento existente y relacionado con el desarrollo humano, fue forjado en papiros y monumentos de piedra para que pudiera perdurar en el tiempo y servir de legado para aquellos que llegaran en el futuro. Por supuesto esta es una traducción muy basta y simplista, y más o menos así ha continuado cuando aparecieron las culturas de Sumeria y Babilonia. Antes de esta época, no había escuelas en sí, las habilidades fueron pasadas oralmente y de generación en generación, de padre a hijo, de maestros a discípulos, de nobles a reyes, etc.
Por supuesto, alguien que fuera un candidato para “servir”, tenía que ser sometido a un cierto grado de disciplina. Pero, lo importante era que, aunque las disciplinas mentales y emocionales ya formaban una parte muy importante de la vida cotidiana tribal, lamentablemente se fueron perdiendo todos estos valores y pruebas de disciplina e iniciación espiritual que actualmente han desaparecido.
Con el paso de los siglos, se han ido creando distintas escuelas y sociedades con el fin de introducir nuevamente todas las enseñanzas vitales y de desarrollo personal originales con el objetivo de llevar al Ser al desarrollo de sus potencialidades y a la comprensión de su existencia. En términos prácticos, esto significa que, en la sociedad moderna, partimos de cero. Nuestra principal misión sigue siendo la misma desde los orígenes de nuestra existencia, recordar quiénes somos y aprender a cómo liberarnos de todas las ataduras y limitaciones que nos han alejado de nuestra verdadera Esencia.
Si la humanidad estuviera a la altura de su nombre, podríamos empezar desde ese estado, aunque aparentemente parece que estamos muy alejados de dicha naturaleza en la actualidad. Las verdades universales y la sabiduría antigua han sido siempre una fuente de poder y por lo tanto algo muy preciado que todo imperio que deseaba poder quería conseguir a toda costa.
Muchos de los maestros sumerios acabaron siendo esclavizados por los babilonios, por los sirios, por los caldeos y por las otras tribus predominantes de la zona. Las enseñanzas también acabaron en colonias sumerias e incluso en el norte hasta llegar a Gran Bretaña e Irlanda. Estas enseñanzas también encontraron una manera de entrar en Egipto. Más tarde, estos profundos conocimientos, que poseían tanto los sumerios como los babilonios, formaban la raíz principal del Sufismo clásico.
Se suele identificar el Sufismo con el islam, y se cree que tiene allí sus orígenes, pero el Sufismo, en realidad, precede al islam en miles de años. El Sufismo es una forma de desarrollo humano muy elegante, que normalmente no ha sido reconocido fuera de su forma islámica, pero para hacer esta separación ahora mismo, el islam, como cualquier otra organización o ente religioso organizado, sólo existe para el beneficio de la existencia continua de la organización misma.
Durante muchas épocas, el desarrollo humano ha demostrado que no es algo ni estable ni repetitivo, ha cambiado constantemente y se ha mostrado en varias formas, aunque su naturaleza, sus principios fundamentales, nunca han cambiado. Tristemente, siempre habrá neófitos, que caen en la trampa de lo convencional, y consagrarán toda su vida de trabajo a las posturas muertas del pasado. Sabemos que dentro del cuerpo biológico humano existe, pasiva y silenciosamente, un ser más profundo que tiene la capacidad de trascender a la muerte y mantener su inmortalidad. Desde esta idea, debemos recuperar todas las enseñanzas de los antiguos místicos y guías de todas las tradiciones con el fin de desarrollar un concepto holístico que permita seguir buscando al ser más profundo y lograr su transformación mediante el uso del cuerpo, la mente y la energía. Sólo esta específica transformación, conseguida a través de un esfuerzo personal y continuo, puede brindarnos la auténtica liberación de la compulsiva atracción por la creencia única de la vida orgánica. La Espiritualidad no es un sendero fácil, de hecho, no existe un mapa universal para alcanzar de forma única tal destino. Se basa en una búsqueda interior que no sólo abarca toda la vida sino todo un conjunto de ellas, con la finalidad de hacernos conscientes y lograr suficiente despertar para cartografiar el territorio, anotar los mapas, describir la travesía y hacer una fidedigna guía de los senderos y peligros que podemos encontrar en el camino de la transformación interior.
Por otro lado, es un camino formidable a seguir, precisamente por su eficacia y por todos los beneficios que da desde el primer paso. Sugiere incursiones en los estados más profundos de la mente, permite bucear en las profundidades de nuestros estados emocionales y alcanzar una frontera que está más allá de la vida ordinaria. Por supuesto que este apasionante viaje no faltará todas las resistencias posibles por parte del cuerpo, de los programas mentales heredados y de las creencias tatuadas sin permiso en la voluntad de cada ser. El verdadero maestro sabe que el discípulo no necesita sólo teoría o historias repetitivas, requiere de herramientas para alcanzar por sí solo su propio mapa, su particular aventura y su camino sagrado.
En ocasiones lo más importante de la vida no es dar lecciones, sino dar ejemplo, ahí reside la autenticidad de aquél que posee verdadera sabiduría y la comparte.
El desarrollo humano es un trabajo de una sola dirección y un solo camino: tú mismo. Se trata de hacer un puente entre el sentido común, lo espiritual y lo práctico con la convicción de que la comprensión de las cosas llegará únicamente a través de la experiencia personal.
Prof. Denis Astelar
www.academiahermes.com
Tel. 0034 678615602
Comentarios