Nuestro Destino está pactado
- Prof. Denis Astelar

- hace 2 días
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El poder de la elección: comprender la diferencia entre la meta y el camino.
Cuando hablamos de decisiones, solemos pensar que cada elección cambia nuestro destino.
Creemos que tomar una opción u otra abre futuros distintos y que el resultado final depende de lo que hagamos. Esta visión es lógica desde la postura de la mente humana, porque es la única referencia que tenemos: vivimos el día a día tomando decisiones pequeñas y grandes, y asociamos cada una al resultado que obtenemos.
Sin embargo, desde una perspectiva espiritual más profunda, esta interpretación está incompleta. No porque sea falsa, sino porque sólo contempla lo que ocurre dentro de la encarnación, no lo que sucede antes de nacer ni después de terminar una vida física.
A lo largo de los mensajes que he recibido por parte de los Maestros a través de la vía psíquica, la vida se divide en dos niveles muy distintos:
La meta, que es el propósito central de la encarnación y que sí está pactada.
El camino, que es la parte flexible, variable y completamente influenciada por nuestras decisiones y que determinarán la calidad de la experiencia manifestada.
Y es aquí donde aparece el verdadero malentendido sobre el "libre albedrío".
La meta está definida antes de nacer.
Antes de encarnar, el Alma decide qué necesita experimentar para avanzar en su evolución. Ese momento, previo a la vida física, es donde existe el verdadero Libre Albedrío: la libertad absoluta de escoger, bajo tu plena conciencia como energía, qué pretendes aprender, qué cerrar, qué sanar y qué desarrollar.
A eso lo llamamos contrato de vida.
Por esa razón, la meta final no cambia. No se mueve. No depende de lo que hagamos durante la vida, porque es el punto clave que nuestra Alma, bajo nuestro dictado y aprobación previa, eligió con plena conciencia.
Los Maestros de Luz lo explican con una frase sencilla y directa:
“Ustedes tienen un camino para llegar al trabajo. Nosotros miles para que no lleguen.”
La frase no habla de control externo. Habla de perspectiva: la meta siempre es la misma, pero las rutas son casi infinitas.
El camino es libre: ahí está nuestra capacidad de elección.
Una vez encarnamos, entramos bajo las limitaciones del Yo humano: el Yo temporal (Ego) y la Amnesia (el olvido necesario para permitir su manifestación). Desde este nivel, percibimos la vida como un proceso abierto, lleno de bifurcaciones. Y lo es. Pero únicamente en el trayecto, no en el final.
Aquí es donde reside nuestro verdadero libre albedrío:
cómo caminamos,
por dónde pasamos,
con cuánta resistencia avanzamos,
cuánto tardamos,
qué experiencia generamos a nivel físico, energético, emocional y mental,
y si aprendemos la lección necesario o la condenamos a la repetición.
¿Ahora lo ves? No elegimos la meta, pero elegimos la calidad del viaje.
Por eso los Maestros de Luz añaden:
“Incluso cuando creen que deben hacer caso y no hacen caso, están haciendo caso.”
No están diciendo que todo esté escrito. Están diciendo que no importa cuántas veces nos desviemos: el destino final sigue siendo el mismo.
Lo que cambia no es la lección, sino el paisaje elegido del aprendizaje
La misma experiencia puede vivirse:
desde el caos o desde la calma,
desde la negación o desde la aceptación,
desde la tormenta o desde un día soleado.
Eso sí depende de nosotros.
Ahí se expresa la libertad del Yo encarnado: en cómo transitamos lo pactado.
La meta te espera igual. Pero el camino puede ser liviano o pesado, sencillo o complejo, claro o confuso. Ese camino será un reflejo de cómo eres tú.
Excepciones: cuando un evento extraordinario modifica el camino.
Hay casos excepcionales, como quienes atraviesan una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM). Quienes experimentan el Túnel de Luz pueden renegociar aspectos de su contrato de vida. No sucede por voluntad humana, sino por la interacción directa con planos superiores. Es la única excepción que permite alterar lo pactado.
Conclusión: el poder está en la actitud, no en la meta.
Nuestra libertad no consiste en cambiar el destino, sino en elegir cómo llegar a él. No existe camino correcto o incorrecto; existen caminos más claros o más confusos según nuestro nivel de conciencia y la actitud que adoptamos ante la vida.
La meta no se mueve. El camino sí. Y en en ese laberinto de caminos infinitos es donde decidimos cómo llegar a la meta final.
Si algo aún no tiene sentido, simplemente no hemos llegado a la parte del camino que nos lo revelará.
Si has comprendido la profundidad de este mensaje, ahora ya sabes que:
"Lo que tenga que ser, será".
Prof. Denis Astelar
Estudios de Desarrollo Humano




Gracias, si la verdad desde que tengo esto precente, cada vez que alguna cituacion ya sea familiar de trabajo, o interior, respiro profundo y recuerdo que las experiencias, solo son aprendisajes por mas que no las entienda o las tega claras, saber esto me ayuda a primero, entender que yo lo pacte para aprender, los libros que me faltan, y que es mi decicion sufrir, o pedir iluminacion para aprender la leccion, con fe y confianza, deque es una vuelta mas en el espiral de mi vida para llegar a la meta, y que como dices todo depende de mi actitud y aceptacion, de lo que me pasa en ese momento, que solo es una obra de teatro, y que…
Gracias a esto dejé de poner control en la vida, y aprendí a fluir, era una persona que creía controlar todo de la vida y que todo dependía de mi. Pero esta enseñanza me dejo claro que todo estaba escrito y que solo podía elegir la carretera de llegar al fin. Entender esta enseñanza me quito mucho sufrimiento y ansiedad que viví durante muchos años. ❤️🙏