El problema de todo lo que ocurre en un país no es del país sino de los miembros que lo componen.
Nos gobiernan personas sin escrúpulos que hacen de un lugar hermoso en su estado natural, un espacio miserable y deshumanizado.
Las personas que votan a esos indeseables necesitan darse cuenta de que al final son cómplices de todo lo que dichas personas hacen y dejan de hacer "en su nombre".
El país donde vives fue un paraíso antes de que los hombres destrozaran su entorno y lo adaptaran para vivir encarcelados en junglas de cemento y cristal construidos siempre en cimientos de dinero y violencia.
Visto todos los gobiernos del mundo, parece que la corrupción, la injusticia, la desigualdad y el abuso de poder son el estado natural de un ser humano que no comprende que va hacia su propia autodestrucción a pasos agigantados.
Si la conciencia de aquellos a los que "cedemos" el poder de gestionar las instituciones, y aquellos que los escogen, no cambia, seguirá la misma premisa de siempre que establece que del mismo modo que no pueden existir prostitutas vírgenes, tampoco existen políticos honrados.
Cuando se cierran las puertas de la justicia se abren las de la revolución y la gente empieza a despertar actuando para dejar de lado la guerra que la humanidad ha creado sino quiere que la guerra acabe con la humanidad.