Algunas personas me preguntan porque en mi blog, mis vídeos o en mis conferencias nunca hablo o comento nada (o casi nada) sobre Dios, las creencias o las religiones. Desde muy temprana edad tan sólo hay que ver los actos, que no palabras, de todos los “representantes” divinos para darse cuenta de lo mucho que estamos siendo manipulados y dominados a todos los niveles posibles (mental, personal y espiritualmente), poniendo en serio peligro la inteligencia y la evolución humana.
Es de sentido común (aunque parece que escasea la mayor parte del tiempo), que no se puede englobar a Dios en una sola cosa o persona. Dios no es una “persona o ser” concreto, una planta en especial o un animal determinado. No es un “señor” o una “señora”, un “santo” o una “santa”, un “padre” o una “madre”, un “símbolo” o un edificio o lugar en particular... Lo que debería haberse interpretado a lo largo de los siglos como un arquetipo o una metáfora, ha sido alterado y comunicado de forma literal y exclusivamente bajo la interpretación humana, dando pie a las grandes confusiones y lagunas que sólo el ser humano tiene respecto a lo divino, puesto que las plantas y los animales no parecen tener dicho problema.
“Dios es una fuerza invisible, motivada por Amor y que se manifiesta en forma de energía.”
Es evidente que ninguno de los credos, instituciones, personajes y otros tantos elementos que dicen representar la divinidad son en absoluto ningún referente a seguir. Nada ni nadie puede representar a la Divinidad simplemente porque es una pequeña parte de ella, de la misma manera que una estrella no puede representar al Universo entero. No se pueden coartar las libertades (vitales, sexuales, emocionales, sentimentales, expresivas, espirituales, interiores...) tal y como hacen todas las religiones de una manera más o menos agresiva con el único fin de obtener poder y control.
No sé trata de “creer en”, se trata de “saber que”. No debemos creer en el amor, debemos experimentar el amor, no se trata de creer en el perdón, se trata de experimentarlo y saber cómo y qué se siente cuando se alcanza, no se trata de creer en Dios, se trata de experimentarlo interiormente y saber que lo hay, sin ningún tipo de necesidad exterior.
Asesinar, oprimir, dañar, destruir, violar, abusar y hacer todo lo que genera atentados, guerras y ríos de sangre no viene provocado por lo Divino sino por lo humano, exclusivamente. De la misma manera que existe la bomba nuclear y el 99% del mundo nunca hemos visto una, la desigualdad, el hambre, el dolor y la miseria son cosas que existen y que depende de nosotros llevarlas a la realidad o impedir que se manifiesten, nada ni nadie más.
Debemos comprender de una vez por todas que dicha divinidad se representa por las vibraciones más nobles y elevadas que puedan existir en el Universo visible e invisible, sin embargo, estas percepciones no podrían ser detectadas ni alcanzadas sin la existencia de sus contrastes que sin duda nos ayudan a llegar, a veces con mayor o menor celeridad dependiendo de cada un@, al verdadero sentido de la existencia.
Absolutamente todo lo existente está compuesto de energía.
Es cierto que el concepto de Dios es un laberinto donde cada uno elige en qué camino quiere perderse y cómo desea entender, sentir e interpretar lo que la Divinidad simboliza para él / ella y eso debe ser absolutamente respetable, siempre y cuando no conlleve la destrucción y el daño ajeno, sea del tipo que sea. Cada uno está en su propio estado evolutivo y del modo en que sea su modo de ver la vida, así de limitada será su visión sobre la totalidad. Del mismo modo que cada uno cocina a su manera, gusto y estilo, el concepto de Dios también se configura a la carta dependiendo del Ser.
Recuerda que si no configuras el verdadero Dios que está en Ti, otros vendrán para configurarte y venderte el suyo. No hay un Dios para todos, hay un Dios para cada un@.
Lo que está absolutamente claro es que, quien no ve a Dios en todas partes, no será capaz de verlo en ningún sitio…
Prof. Denis Astelar
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