Nos adentramos en una etapa de la vida en la que cada Ser debe elegir sus cartas y empezar una nueva partida donde elegir con la voz del interior será indispensable para iniciar una etapa de profundización hacia la paz y la realización personal.
Desde nuestro propio nacimiento, al Ser Humano se le “enseñan” determinados conocimientos que se centran exclusivamente en integrarlo en una sociedad profundamente dormida e inconsciente con el fin de perpetuar ese sistema obsoleto de esclavitud basado en dedicar toda la vida entorno al dinero y el trabajo, sin tiempo a respirar ni a vivir tu tiempo como sientes de verdad.
Una vez ya estás integrado en esa sociedad automática e informática, aparecen de forma súbita y sin previo aviso determinadas experiencias a lo largo de tu vida que ponen a prueba tu estabilidad mental, emocional y física y cuyas consecuencias suelen ser nefastas para la salud al no ser capaces de hacerles frente con herramientas verdaderamente útiles que son las que tenían que haber sido enseñadas de forma vital desde la cuna.
Debemos recuperar la Esencia de la filosofía, el conocimiento aplicado, la espiritualidad basada en la propia energía holística y toda esa sabiduría transmitida de boca a oreja a lo largo de los milenios que se ha ido perdiendo con el paso de los siglos y cuya carencia ha provocado (y seguirá provocando) la caída de las grandes civilizaciones y el desmoronamiento de tu propio mundo personal.
Cuando seas capaz de aprender e integrar las bases más elementales sobre la existencia humana y su relación con el Universo que lo engloba, sentirás el verdadero estado de paz y libertad que aporta el comprender cómo funciona la mecánica de la existencia y aprender a fluir, a experimentar y a soltar…
Debes tener siempre en cuenta que pase lo que pase todo sigue un ciclo natural, todo se inicia y se termina, todo sucede y pasa, todo nace y muere.
La actitud que adoptes frente a la música de la vida determinará tu verdadera valía como Guardián del Destino.
De la misma manera que las estrellas siempre brillan pero son imperceptibles a nuestros ojos cuando todo brilla, la verdadera madurez y trabajo espiritual reluce cuando reaccionamos de una forma coherente e impecable frente a la penumbra que generan las pérdidas, las enfermedades, los fracasos, las partidas, los “accidentes” y también y como no ante los grandes destellos de luz cegadora que provocan en nosotros los nuevos proyectos, los cambios, los éxitos y los aprendizajes que están en cada esquina y en cada persona que se nos presenta.
Es frente a las adversidades cuando debe aplicarse todo lo que se ha leído, aprendido y escuchado porque será sin duda la prueba de fuego para saber si aquello que se recibió, se ha integrado realmente en nuestro Ser.
Prof. Denis Astelar