Es cierto que según la lente que cada uno lleve en sus ojos, determinará el modo en que ve el mundo.
De una manera un poco equivocada, las personas suelen definir su visión de la vida dependiendo de los “golpes” o “regalos” que cree haber recibido del Universo, pero la verdad es que nuestras circunstancias en el día a día las define nuestra actitud y nuestra capacidad de vibrar con mayor o menor intensidad.
La actitud es la clave para hacer frente a los retos que el destino va creando frente a nosotros con el fin de poder alcanzar la comprensión y conciencia necesarias para evolucionar y crecer. Cuando alguien mantiene durante mucho tiempo una actitud pesimista, nociva y negativa, está enviando una señal al Universo para que atienda su petición, enviándole todavía más personas, energías y situaciones que se asemejen al tipo de energía que ella misma ha proyectado, apareciendo todavía más situaciones pesimistas, nocivas y negativas.
En caso de mantener una actitud derrotista durante un tiempo prolongado, ese tipo de estigma se convierte en un hábito peligroso que encadenará a la persona a un círculo vicioso lleno de sufrimiento. La clave se encuentra en comprender que la vida no es dura o difícil porque está compuesta de elementos exteriores que se escapan a un control aparente. Según el tipo de comportamiento que tengas ante el día y todas las cosas que te sucedan, el camino frente a Ti se presentará de un modo inclinado y complicado o suave y cuesta abajo.
Albert Einstein dijo una vez: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Con el suficiente esfuerzo y fuerza de voluntad, se puede lograr un cambio de actitud ante las situaciones que nos han ocurrido en el pasado, proyectando una nueva energía más elevada y noble que nos ayudará a proyectar experiencias más sanas y positivas en los siguientes peldaños de la vida.
Cuando logramos entender que todo lo vivido define con mayor o menor grado quiénes somos, tanto las victorias como las derrotas, entonces somos capaces de aceptar que todo lo experimentado ha cumplido (y cumplirá) un propósito que nos ayudará a alcanzar la meta marcada por nuestra Alma.
No se debe pasar la vida mirando como sangran las heridas, una vez cicatrizadas hay que aprender a que el dolor sea transmutado en aprendizaje y sabiduría, continuando hacia adelante con vibraciones más elevadas que sirvan para allanar el camino y hacer el sendero mucho más agradable (gratitud, amor, perdón, compasión, humildad, honradez y un largo etcétera que sólo habremos podido vivir y adquirir gracias a todo lo vivido desde nuestro nacimiento).
La vida es lo que tú proyectes en ella y a través de tus acciones y reacciones crearás repercusiones. No creas que la vida tiene un mapa difícil simplemente por todo el sendero que has recorrido hasta ahora. En el sendero espiritual, el paisaje puede cambiar de la noche a la mañana si logras liberar una buena actitud y la mayor vibración que seas capaz de conseguir, llenando tu mapa de mayor luz y paz de ahora en adelante…
No dejes que tus sombras te oscurezcan, deja que tu Luz las disipe. Tú puedes, debes y sé que lo lograrás.
Prof. Denis Astelar
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